15 ejemplos de Síndrome de Cenicienta
Se le conoce como síndrome o complejo de Cenicienta a la serie de comportamientos asociados a la dependencia que muchas personas experimentan hacia su pareja. Si bien es un complejo visto mayormente en mujeres debido a la cultura en la que estas han crecido, no es excluyente, de modo que también podemos verlo en hombres.
La dependencia emocional y económica hacia la pareja solo es uno de los ejemplos de síndrome de Cenicienta. Ya que hay muchísimos otros comportamientos en los que se evidencia esta condición, como en la búsqueda constante de aprobación. Si quieres conocer otros ejemplos, te invitamos a seguir leyendo.
15 ejemplos de Síndrome de Cenicienta
- La baja autoestima es característico de las “Cenicientas”. Es debido a ella que muchas mujeres no intentan superarse y arriesgarse a cumplir sus sueños. “Para qué voy a intentarlo, si de seguro no lo lograré”, es lo que suelen decir. Si alguna vez has escuchado a alguien hablar así, es posible que esa persona sufra este complejo.
- Como mencionamos antes, entre los ejemplos de síndrome de Cenicienta encontramos la dependencia a la pareja. Cosas como esta son cada vez menos frecuentes gracias a la salida de la mujer al mundo laboral; Sin embargo, aún hay muchos casos de mujeres que dependen económicamente de su marido para vivir.
- Así mismo, estas personas pueden depender de las personas ajenas a la relación de pareja. Ya sea económica o emocionalmente, las llamadas “Cenicientas” siempre estarán atadas a los demás porque no creen ser capaces de sobrevivir por sus propios medios.
- El miedo a salir de la zona de confort es uno de los ejemplos más perjudiciales para quienes padecen este síndrome, ya que no solo les impide crecer y desarrollar su potencial, sino que también les impide comenzar actividades de su interés que los hacen exponerse y, por lo tanto, arriesgarse a tomar nuevos desafíos.
- Muchas mujeres, especialmente las que se consideran inferiores en capacidades a los hombres, tienden a idealizar a su pareja. Muchas de ellas los ven como personas más inteligentes, fuertes, capaces y responsables de lo que son en realidad y es muy difícil sacarlas de su error, ya que, además, están profundamente enamoradas.
- Otro de los ejemplos de síndrome de Cenicienta es la actitud idealista y fantasiosa que estas personas tienen hacia la vida.
- Al igual que la Cenicienta de la película, estas personas no hacen nada por progresar o cambiar aquello que las perjudica. En cambio, se quedan en sus casas, lamentando no poder tener lo que quieren y, sobre todo, siempre esperando a que las cosas se arreglen solas.
- De la mano con el ejemplo anterior, estas personas esperan que otros las rescaten. Ya sean sus amigos, familiares o su pareja, para ellas es más cómodo que otros hagan el trabajo. Esto no se debe a que sean perezosas (son muy diligentes como amas de casa), sino al miedo que les da hacerse responsables de sus vidas.
- La mayoría de las personas quieren encontrar el amor, pero quienes padecen de síndrome de Cenicienta llegan hasta el extremo y sienten que su vida está incompleta sin su media naranja. Debemos recordar que todos somos personas individuales, por lo que no necesitamos a nadie que nos complete para ser felices y funcionales.
- Entre los ejemplos de síndrome de Cenicienta, lo más común es que quienes lo padecen esperan ser el centro de la vida de su “príncipe”. Por lo general, expectativas como estas no se pueden cumplir, ya que es muy poco probable que alguien haga de su pareja el centro de su vida sin padecer algún trastorno de la salud mental.
- Debido a los prejuicios y costumbres machistas de la sociedad occidental (especialmente dentro de Latinoamérica) la mayoría de las mujeres fueron educadas para ser sumisas, amas de casa resignadas y las esposas y madres perfectas. Por fortuna, esta, al igual que otras tendencias, se va perdiendo con el tiempo.
- Por todos los desafíos que esta conlleva, quienes padecen el síndrome de Cenicienta suelen tenerle miedo a la independencia. Ya hemos mencionado que esto no es debido a que no quieran hacerse responsables por flojera, sino por el miedo a la incertidumbre de valerse por sí mismas.
- Estas personas pueden llegar a ser amantes realmente apasionadas debido a que su vida gira en torno a su pareja. No obstante, no debemos confundir los comportamientos obsesivos con el amor, pues este último nos ayuda a crecer mientras que la dependencia emocional nos impide ser completamente felices y plenos.
- Debido a lo mencionado anteriormente, otro de los ejemplos de síndrome de Cenicienta es que quienes lo padecen valoran su vida en función de si tienen pareja o no; Hay quienes no se sienten válidas ante la sociedad sin alguien al lado, por lo que comienzan una nueva relación tras otra sin permitirse estar solteras.
- A pesar de que el síndrome de Cenicienta no es un trastorno, está ligado a enfermedades de la salud mental como la ansiedad, la depresión y el trastorno de personalidad límite.
Si bien es beneficioso para todos conservar intacto a nuestro “niño interior”, muchas veces, madurar significa ser realista y tomar las decisiones que beneficien a la mayor cantidad de personas antes que a nosotros mismos. En otras palabras, significa remplazar los sueños por el bienestar.
Todas ellas tienen algo en común: Una personalidad dependiente que debe ser tratada por un especialista si se quiere evitar problemas y sufrimiento.