Ejemplos de poemas para niños
Los poemas para niños representan una expresión artística escrita en versos. Son entretenidos y se redactan de manera que pueda ser entendida por los niños. El poema les permite a los niños adquirir conocimientos de forma didáctica.
Para los niños, los poemas son una gran herramienta. Ayuda al desarrollo de habilidades verbales. Permite incrementar el repertorio del vocabulario. Sn mencionar que, ayuda a reforzar la imaginación, la sensibilidad emocional y el desarrollo artístico.
Ejemplos de poemas para niños
- Una rosa blanca, de Amado Nervo
- La plaza tiene una torre. Antonio Machado
- Todo es ronda, de Gabriela Mistral
- Buen viaje de Amado Nervo
- Las siete vidad de un gato de Rafael Pombo
- Soneto de repente. Lope de Vega
- La mariposa de Federico García Lorca
- El lagarto está llorando de Federico García Lorca
- Los juguetes son para jugar a jugar, Gloria Fuentes
- Naranja dulce (Anónimo)
- Canción de cuna de elefante, de Adriano del Valle
- Con tal de que duermas de Gabriela Mistral
- Doña Primavera de Gabriela Mistral
- Era un niño que soñaba de Antonio Machado
- La Tarara de Federico García Lorca
- Caracola de Federico García Lorca
- Pegasos, lindos pegasos de Antonio Machado
- La pata mete la pata de Gloria Fuentes
- Mi cara de Gloria Fuentes
- Qué bueno es mi papá de Gloria Fuentes
- La primavera ha venido de Antonio Machado
- Agua, ¿dónde vas? por Federico García Lorca
- El congreso de los ratones por Lope de Vega
- El renacuajo paseador por Rafael Pombo (fragmento)
- Canción primaveral por Federico García Lorca
- Canción tonta por Federico García Lorca
- Paisaje por Federico García Lorca
- Palomita en la playa de Anónimo
- El burro flautista por Tomás de Iriarte y Oropesa (Fragmento)
- Canción del gallito equivocado de José Sebastián Tallon
Cultivo una rosa blanca
en junio como enero
para el amigo sincero
que me da su mano franca.
Y para el cruel que me arranca
el corazón con que vivo,
cardo ni ortiga cultivo;
cultivo la rosa blanca.
Una filosofía de vida basada en el perdón.
La plaza tiene una torre,
la torre tiene un balcón,
el balcón tiene una dama,
la dama una blanca flor.
ha pasado un caballero
-¡quién sabe por qué pasó!-
y se ha llevado la plaza,
con su torre y su balcón,
con su balcón y su dama
su dama y su blanca flor.
Los astros son ronda de niños
Jugando a la tierra espiar
Los trigos son talles de niñas
Jugando a ondular… ondular
Los ríos son rondas de niños
Jugando a encontrarse en el mar
Las olas son rondas de niñas
Jugando la tierra a abrazar
Metáforas elegantes en las que los más pequeños son los protagonistas.
Con la mitad de un periódico hice un buque de papel,
que en la fuente de mi casa va navegando muy bien.
Mi hermana con su abanico, sopla y sopla sobre él.
¡Muy buen viaje!
¡Muy buen viaje,
buquecito de papel!
Preguntó al gato Mambrú
el lebrel Perdonavidas:
— Pariente de Micifú,
¿qué secreto tienes tú
para vivir siete vidas?
Y Mambrú le contestó:
—Mi secreto es muy sencillo,
pues no consiste sino
en frecuentar como yo
el aseo y el cepillo.
Un soneto me manda hacer Violante;
en mi vida me he visto en tal aprieto,
catorce versos dicen que es soneto,
burla burlando van los tres delante.
Yo pensé que no hallara consonante
y estoy a la mitad de otro cuarteto;
mas si me veo en el primer terceto,
no hay cosa en los cuartetos que me espante.
Por el primer terceto voy entrando,
y aún parece que entré con pie derecho,
pues fin con este verso le voy dando.
Ya estoy en el segundo, y aún sospecho
que estoy los trece versos acabando:
contad si son catorce, y está hecho.
Mariposa del aire,
qué hermosa eres,
mariposa del aire
dorada y verde.
Luz de candil,
mariposa del aire,
¡quédate ahí, ahí, ahí!
No te quieres parar,
pararte no quieres…
Mariposa del aire,
dorada y verde.
Luz de candil…
Mariposa del aire,
¡quédate ahí, ahí, ahí!
¡Quédate ahí!
Mariposa, ¿estás ahí?
El lagarto está llorando.
La lagarta está llorando.
El lagarto y la lagarta
con delantalitos blancos.
Han perdido sin querer
su anillo de desposados.
¡Ay, su anillito de plomo,
ay, su anillito plomado!
Un cielo grande y sin gente
monta en su globo a los pájaros.
El sol, capitán redondo,
lleva un chaleco de raso.
¡Miradlos qué viejos son!
¡Qué viejos son los lagartos!
¡Ay cómo lloran y lloran,
¡ay! ¡ay! cómo están llorando!
No para Jugar a Matar (de mentira)
Las pistolas (ni de agua)
El revólver (ni de broma)
La escopeta (ni tocarla)
Los juguetes para todo
Y las armas para nada.
Una defensa de los juegos no violentos.
Naranja dulce,
limón partido,
dame un abrazo
que yo te pido.
Si fueran falsos
mis juramentos
pronto, muy pronto
se olvidarán.
Un poema infantil basado en las sensaciones.
El elefante lloraba
porque no quería dormir
Duerme elefantito mío
que la luna te va a oír
Papá elefante está cerca
se oye en el Manglar su mugir
Duerme elefantito mío
que la luna te va a oír
El elefante lloraba
y alzaba su trompa al viento
parecía que en la luna se limpiaba la nariz.
Sencilla narración centrada en la historia de un elefante.
La rosa colorada
cogida ayer;
el fuego y la canela
que llaman clavel;
el pan horneado
de anís con miel,
y el pez de la redoma
que la hace arder:
todito tuyo
hijito de mujer,
con tal que quieras
dormirte de una vez.
La rosa, digo:
digo el clavel.
La fruta, digo,
y digo que la miel;
y el pez de luces
y más y más también,
¡con tal que duermas
hasta el amanecer!
Doña Primavera
viste que es primor,
viste en limonero
y en naranjo en flor.
Lleva por sandalias
unas anchas hojas,
y por caravanas
unas fucsias rojas.
Salid a encontrarla
por esos caminos.
¡Va loca de soles
y loca de trinos!
Doña Primavera
de aliento fecundo,
se ríe de todas
las penas del mundo.
No cree al que le hable
de las vidas ruines.
¿Cómo va a toparlas
entre los jazmines?
¿Cómo va a encontrarlas
junto de las fuentes
de espejos dorados
y cantos ardientes?
De la tierra enferma
en las pardas grietas,
enciende rosales
de rojas piruetas.
Pone sus encajes,
prende sus verduras,
en la piedra triste
de las sepulturas…
Doña Primavera
de manos gloriosas,
haz que por la vida
derramemos rosas:
Rosas de alegría,
rosas de perdón,
rosas de cariño,
y de exultación.
Era un niño que soñaba
un caballo de cartón.
Abrió los ojos el niño
y el caballito no vio.
Con un caballito blanco
el niño volvió a soñar;
y por la crin lo cogía…
¡Ahora no te escaparás!
Apenas lo hubo cogido,
el niño se despertó.
Tenía el puño cerrado.
¡El caballito voló!
Quedóse el niño muy serio
pensando que no es verdad
un caballito soñado.
Y ya no volvió a soñar.
La Tarara, sí;
la tarara, no;
la Tarara, niña,
que la he visto yo.
Lleva la Tarara
un vestido verde
lleno de volantes
y de cascabeles.
La Tarara, sí;
la tarara, no;
la Tarara, niña,
que la he visto yo.
Luce mi Tarara
su cola de seda
sobre las retamas
y la hierbabuena.
Ay, Tarara loca.
Mueve, la cintura
para los muchachos
de las aceitunas.
Me han traído una caracola.
Dentro le canta
un mar de mapa.
Mi corazón
se llena de agua
con pececillos
de sombra y plata.
Yo conocí siendo niño,
la alegría de dar vueltas
un corcel colorado,
en una noche de fiesta.
En el aire polvoriento
chispeaban las candelas,
y la noche azul ardía
sembrada de estrellas.
¡Alegrías infantiles
que cuestan una moneda
de cobre, lindos pegasos,
caballitos de madera!
La pata mete la pata
La pata desplumada,
cua, cua, cua,
como es patosa,
cua, cua, cua,
ha metido la pata,
cua, cua, cua,
en una poza.
-¡Grua!, ¡grua!, ¡grua!
En la poza había un Cerdito
vivito y guarreando,
con el barro de la poza,
el cerdito jugando.
El cerdito le dijo:
-Saca la pata,
pata hermosa.
Y la pata patera
le dio una rosa.
Por la granja pasean
comiendo higos.
¡El cerdito y la pata
se han hecho amigos!
En mi cara redondita
tengo ojos y nariz,
y también una boquita
para hablar y para reír.
Con mis ojos veo todo,
con la nariz hago achís,
con mi boca como como
palomitas de maíz
Mi papito es muy bueno,
igualito a mi mamá,
se levanta muy temprano,
yo lo voy a saludar.
Yo me subo a sus rodillas,
y me pongo a cabalgar,
ico, ico caballito,
qué bueno que es mi papá.
La primavera ha venido
nadie sabe cómo ha sido.
Ha despertado la rama
y el almendro ha florecido
y en el campo se escuchaba
el gri gri del grillo.
La primavera ha venido
nadie sabe cómo ha sido.
Agua, ¿dónde vas?
Riendo voy por el río a las orillas del mar.
Mar, ¿adónde vas?
Río arriba voy buscando fuente donde descansar.
Chopo, y tú ¿qué harás?
No quiero decirte nada. Yo…, ¡temblar!
¿Qué deseo, qué no deseo, por el río y por la mar?
Cuatro pájaros sin rumbo en el alto chopo están.
Juntáronse los ratones
para librarse del gato;
y después de largo rato
de disputas y opiniones,
dijeron que acertarían
en ponerle un cascabel,
que andando el gato con él,
librarse mejor podrían.
Salió un ratón barbicano,
colilargo, hociquirromo
y encrespando el grueso lomo,
dijo al senado romano,
después de hablar culto un rato:
¿Quién de todos ha de ser
el que se atreva a poner
ese cascabel al gato?
El hijo de Rana, Rinrín renacuajo,
salió esta mañana muy tieso y muy majo
con pantalón corto, corbata a la moda,
sombrero encintado y chupa de boda.
—¡Muchacho, no salgas! —le grita mamá
pero él hace un gesto y orondo se va.
Salen los niños alegres
de la escuela,
poniendo en el aire tibio
del abril canciones nuevas.
¡Qué alegría tiene el hondo
silencio de la calleja!
Un silencio hecho pedazos
por risas de plata nueva.
Mamá,
yo quiero ser de plata.
Hijo,
tendrás mucho frío.
Mamá,
yo quiero ser de agua.
Hijo,
tendrás mucho frío.
Mamá,
bórdame en tu almohada.
¡Eso sí! ¡Ahora mismo!
La tarde equivocada
se vistió de frío.
Detrás de los cristales
turbios, todos los niños,
ven convertirse en pájaros
un árbol amarillo.
La tarde está tendida
a lo largo del río.
Y un rubor de manzana
tiembla en los tejadillos.
A la orilla del mar
canta una paloma;
dulcemente canta,
tristemente llora,
dulcemente canta
la blanca paloma;
se van los pichones
y la dejan sola.
Esta fabulilla,
salga bien o mal,
me ha ocurrido ahora
por casualidad.
Cerca de unos prados
que hay en mi lugar,
pasaba un borrico
por casualidad.
Una flauta en ellos
halló, que un zagal
se dejó olvidada
por casualidad.
Canta el gallito a la una
para anunciar la mañana.
¡Co-co-ro-có! ¡Y es de Luna
la claridad que lo engaña!
Canta el gallito a las dos
para anunciar la alborada.
¡Co-co-ro-có! ¡Y es la Luna!
¡Y es la Luna blanca, blanca!
Canta el gallito a las tres
la canción equivocada.
¡Co-co-ro-có! ¡Y es la Luna!
¡Y es la Luna, que lo engaña!
Y a la una, dos y tres,
para el nuevo día canta.
¡Co-co-ro-có! ¡Y es la Luna!
Y es la Luna blanca, blanca.