Ejemplos De Traumas Psicológicos: Causas, Tipos Y Síntomas
Si andas en busca de algunos ejemplos de traumas psicológicos, no busques más, todo lo que necesitas saber lo encontrarás aquí. Los traumas son acontecimientos que, según criterios psicológicos, han causado problemas al paciente.
Pueden ser acontecimientos repentinos que la víctima no es capaz de procesar. Estos alteran el sistema básico de sugestión por el que la víctima entiende y procesa la situación que le rodea. Los traumas pueden clasificarse en función del comportamiento que los ha provocado. Pueden ser traumas infantiles, violencia, duelos, desastres naturales, accidentes, etc.
En otras palabras, es un acontecimiento que perturba significativamente la tranquilidad de una persona. Para hablar de trauma, es necesario que el acontecimiento sea imprevisible, esté fuera del control de la persona y que altere gravemente sus patrones emocionales. El impacto de este acontecimiento hace que la persona se debilite psicológicamente.
Que un acontecimiento sea o no traumático desde el punto de vista psicológico es una cuestión puramente subjetiva. Debido a que distintas personas experimentan la misma situación de forma diferente. De hecho, para que se produzca un trauma, deben estar presentes dos elementos: un elemento objetivo (el acontecimiento) y un elemento personal (la persona).
Ejemplos de traumas psicológicos
Aunque las causas del trauma pueden variar, la naturaleza del trauma y las formas de tratarlo son casi siempre las mismas. Los procesos psicológicos a través de los cuales el sujeto percibe el trauma y sus consecuencias son comunes a la mayoría de los traumas.
Sin embargo, se pueden distinguir tres tipos específicos de traumatismos en función de sus efectos concretos, según su origen
Trauma por abuso sexual
El trauma del abuso sexual puede experimentarse indefinidamente, tanto en la infancia como en la edad adulta. El abuso puede traumatizar a la persona maltratada y, en ocasiones, provocar el desarrollo de un trastorno disociativo.
El abuso sexual es una experiencia horrible para la víctima y puede ser muy difícil de sobrellevar. Además, las víctimas suelen querer olvidar el suceso y borrarlo de su memoria, lo que dificulta su tratamiento. Esto hace que sea más difícil enfrentarse al problema, ya que es importante afrontar la situación y entender que no hay necesidad de sentir culpa.
Trauma por abuso psicológico y fisiológico
Este abuso puede ser físico o psicológico, pero de cualquier manera es un abuso. En otras palabras, aunque el maltratador no haya abusado físicamente de ti, la persona que ha abusado psicológicamente de ti debe ser el maltratador.
La primera consecuencia de la violencia es que la autoestima de la víctima queda dañada. Se agrava con sentimientos de estrés, miedo y ansiedad, así como con dolencias físicas como sudoración, palpitaciones y náuseas. El superviviente también puede volverse adicto a sustancias como el alcohol o las drogas psicotrópicas.
Traumatismos de infancia
Ningún otro periodo de la vida de una persona es tan poderoso y vulnerable como la infancia. Las experiencias de la infancia influyen de forma decisiva en el carácter, sentimientos y comportamiento. Por lo tanto, si experimentas un trauma en la infancia, puede perseguirte de por vida.
Al igual que en la edad adulta, los traumas infantiles pueden tener muchas causas. Sin embargo, los traumas infantiles no se limitan necesariamente a casos extremos, como el maltrato o el abuso sexual. Estos pueden surgir por diversas razones, como la falta de apego y la falta de amor.
Causas de los traumas psicológicos
Un acontecimiento traumático es un suceso que causa un gran estrés a la persona y pueden desbordar los mecanismos y capacidades naturales. Se trata de un acontecimiento extraordinario que va más allá de la experiencia humana normal. Suelen provocar fuertes reacciones emocionales, físicas, conductuales y mentales en la persona que lo experimenta.
Si has tenido alguna de las siguientes experiencias, es posible que hayas vivido un acontecimiento traumático.
- Accidentes de coche graves u otros accidentes de tráfico.
- Acoso persistente en el trabajo o intimidación en la escuela.
- Asalto.
- Asesinato.
- Catástrofes naturales como incendios, terremotos, inundaciones o huracanes, que pueden tener consecuencias devastadoras.
- La pérdida de un ser querido, como un padre, una madre o un hijo, a veces por suicidio.
- Muerte de un familiar cercano, como un padre o un hijo, a veces por suicidio.
- Problemas de salud que te preocupan desde hace tiempo.
- Robo.
- Secuestro.
- Todas las formas de violencia (violencia de género, violencia doméstica, violencia física, sexual y psicológica, etc.).
- Violación.
El trauma, sea cual sea su causa, puede afectar la salud, la mente, la seguridad y el bienestar de una persona. Puede desarrollar pensamientos como «no soy capaz, tengo miedo, no puedo hacer nada, nadie me querrá, nadie se preocupará por mí». Además, se cierran en «nunca seré un buen hijo, nunca seré un buen escritor, nunca tendré éxito, nunca triunfaré, no tengo esperanza».
¿Cuáles son los principales síntomas del trauma?
Cuando se produce un traumatismo, hay síntomas fisiológicos y psicológicos. Algunos de estos síntomas son
Síntomas emocionales
- Aislamiento
- Ansiedad
- Aturdimiento
- Cambios de humor
- Confusión
- Culpabilidad
- Encontrarse en estado de shock
- Incredulidad
- Ira
- Irritabilidad
- Miedo
- Negación
- Tristeza, abatimiento
- Vergüenza
Síntomas físicos
- Cansancio físico
- Dificultad para concentrarse
- Jaquecas, cefaleas, dolores de cabeza
- Mareos
- Náuseas, vómitos
- Nervios, incapacidad para relajarse
- Pérdida de equilibrio
- Problemas del sueño
- Taquicardia
- Tensión constante
¿Cuáles son los diferentes tipos de traumas psicológicos?
Se pueden clasificar en traumas interpersonales, causados por otra persona, o traumas causados por un accidente o un fenómeno natural no relacionado con la persona. En ambos casos, se trata de una situación que amenaza la vida física, psicológica o moral de la persona.
No causados por el hombre
- Catástrofes naturales como terremotos, huracanes e inundaciones.
- Accidentes de coches, trenes, aviones, incendios o industriales (si no son intencionados).
Causados por el hombre
- Abuso sexual: intento de violación o violación, incesto o abuso sexual infantil.
- Abuso criminal: agresiones, toma de rehenes, atentados terroristas, robos, secuestros, etc.
- Actos de guerra: incluida la guerra y la agresión.
- Violencia física o malos tratos: incluyendo confinamiento, palizas y tortura.
Los traumas causados por otra persona, como los abusos físicos o sexuales, son más dolorosos e intensos. Debido a que van acompañados del argumento moral de que hay alguien que ha causado el daño y es responsable de él. A diferencia de la naturaleza, los huracanes no son culpa de nadie.
Traumatismo único o repetitivo
Una forma de clasificar las lesiones es por su frecuencia, que puede dividirse en lesiones únicas o repetitivas. Este es el caso de situaciones como la tortura, la violencia de género y el abuso sexual persistente. A causa de que el acontecimiento traumático se experimenta repetidamente en lugar de una sola vez, dejan una huella emocional más fuerte.
Los acontecimientos traumáticos de la infancia y la adolescencia pueden repetirse en la edad adulta, como el incesto y abuso sexual por la pareja. Además, existe el fenómeno de la retraumatización social.
Por ejemplo, en los casos de abuso sexual, el impacto del evento traumático se minimiza en el tribunal. En cambio, cuando se le pregunta a la víctima por qué no reaccionó, se asume que es responsable de lo ocurrido.
Tipos de traumatismos en niños y adultos
Hay dos categorías que distinguen los traumas de la infancia y del apego de los traumas experimentados más tarde en la vida. En general, la infancia es una época peligrosa para experimentar el estrés postraumático. Esto se debe a que los niños no tienen los mismos recursos y son más vulnerables que los adultos en situaciones emocionalmente estresantes.
Por otro lado, el trauma del apego no está causado por el maltrato en sí. Si no por la incapacidad de los cuidadores de responder adecuadamente a las necesidades y deseos del niño. Esto suele determinar la forma en que los niños se comunican y su percepción de lo que es verdad, de quiénes son y de cómo los demás intentan tratarlos.
Como resultado, las lesiones de apego suelen provocar problemas en la edad adulta, como trastornos de coordinación y de personalidad.
Traumas “t” y «T”
Por último, existe otra categoría de traumas: los traumas «t» y «T». Difieren en función de la gravedad del suceso y de sí la persona es vulnerable o no. Por ejemplo, un duelo no resuelto por la muerte de un ser querido, un trauma de apego donde los padres se han sentido infravalorados repetidamente.
Estos traumas no se consideran necesariamente menos graves en su momento y suelen ser menos arriesgados, pero pueden causar un importante trastorno emocional. Es la diferencia entre una gota fría diaria en la nuca y un tsunami, ambos pueden ser muy dolorosos.
Los traumas T encierran el trauma interpersonal y el trauma natural que se menciona con anterioridad. Estos traumas son los más estudiados en la psicología académica, pero en la práctica clínica todos estos traumas son iguales.
Este tipo de trauma está relacionado con un acontecimiento traumático, pero con el conocimiento o la comprensión de que le ocurrió a un ser querido. Esto significa que no es necesario estar cerca de la situación traumática para experimentar sus efectos.
También puede haber una exposición repetida al contenido repulsivo del acontecimiento traumático, como en el caso del personal médico o los agentes de policía.
En ambos casos, existe una experiencia profunda: la muerte es inminente, la vida está en peligro, hay lesiones o daños graves, todo está en juego. Estos miedos son momentos en los que el superviviente siente un miedo más generalizado a lo que está viviendo.
¿Cómo puedes saber si has sufrido un acontecimiento traumático?
Cuando se experimenta un acontecimiento traumático, el cerebro entra en estado de shock y se tiende a seguir recordando todo lo sucedido. Sin embargo, también se puede borrar deliberadamente.
En este caso, es posible suponer que no se ha olvidado nada. Se debe a que cuando el trauma se vuelve lo suficientemente doloroso, los mecanismos de disociación entran en acción para evitar que suframos lo suficiente. Esto no significa que el trauma no haya ocurrido.
Hay una serie de signos que pueden indicar la presencia de dicho traumatismo.
- Ansiedad y nerviosismo: te sientes nervioso, ansioso y preocupado por casi todo. Puedes sentirte tenso, como si algo malo hubiera ocurrido, y en constante alerta.
- Confusión y dificultad para concentrarse: te resulta difícil seguir el ritmo del día, estás desorientado y te cuesta concentrarte.
- El miedo: tiene miedo de muchas situaciones, incluso de las más corrientes. Sueles asustarte fácilmente y reaccionas de forma exagerada a los estímulos.
- Indiferencia emocional: Puedes empezar a sentir que nada te importa. Puedes perder el interés por el trabajo que te apasionaba y sentirte fuera de contacto con tus sentimientos.
- Insomnio y pesadillas: las experiencias traumáticas pueden repetirse por la noche. Puedes recordar detalles individuales o toda la experiencia.
- Sentimientos de culpa y vergüenza: puedes sentir un fuerte sentimiento de vergüenza y creer que el acontecimiento traumático fue culpa tuya. También puedes sentir una ira intensa y culpar a los demás de lo sucedido.
- Indiferencia emocional: puedes ser sensible a cualquier situación, especialmente si se asemeja a un acontecimiento que te causó un trauma psicológico.
Tratamiento de los traumas psicológicos
Los métodos más comunes son:
- EMDR: una de las técnicas psicológicas más avanzadas que se utilizan a menudo para tratar el estrés postraumático. En este método, los dos hemisferios del cerebro se estimulan alternativamente mediante la estimulación auditiva y visual de los oídos y las manos.
Los sonidos, los olores, los pensamientos, las imágenes y las sensaciones asociadas al acontecimiento traumático entre sí. Procesándose de tal manera que la persona puede escuchar lo que ha sucedido.
- Hipnosis: es otra técnica habitual para ayudar a afrontar un acontecimiento traumático. En este caso, el paciente está relajado, pero alerta y la actividad cortical es reducida. Esto ayuda a restaurar los recuerdos y a reducir el impacto negativo en los sentimientos.
- Enfoque de Minfulness: se basa en ejercicios mentales para contrarrestar los efectos del trauma. Es una forma de introspección que ayuda al paciente minimizando las perturbaciones mentales, a centrarse en el presente y olvidar las cosas que lo rodean.
- Técnica del cableado cerebral: es una de las más utilizadas para ayudar a tratar los traumas, los ataques de pánico y la ansiedad. El método se basa en un enfoque neurofisiológico, cognitivo y eléctrico de las áreas del pensamiento y de cómo el cerebro procesa la información.
- Brainspotting: aborda el trauma desde una perspectiva altamente transformadora y ayuda a las personas a superar las cicatrices emocionales del trauma. Al vincular las emociones con las posturas corporales, este método pretende encontrar puntos en el cerebro donde se puedan liberar las emociones bloqueadas.
Los ejemplos de traumas psicológicos descritos en el presente texto, te serán de gran provecho en tu vida personal. Ya sea, para conocer un poco más acerca del tema, ayudar a otras personas o para afrontar algún posible trauma que puedas estar viviendo.