Ejemplos de prólogo
Un prólogo es un escrito que se coloca al principio de una obra, ya sea para conectarla con la trama o simplemente para aclarar algunos detalles que podrían ser confusos para el lector.
- Un Ejemplo: ‘Cien años de soledad’ de Gabriel García Márquez, es una obra maestra de la literatura latinoamericana. A través de su estilo único y su narrativa envolvente, García Márquez nos transporta a un mundo mágico lleno de personajes memorables y situaciones inolvidables. En este prólogo, exploraremos la vida del autor, su proceso creativo y el contexto histórico y social en el que se escribió esta obra trascendental.
El prólogo puede ayudar al lector a prepararse para el libro, proporcionando pistas sobre lo que se puede esperar en términos de contenido y estilo. También puede ayudar a los lectores a entender mejor la obra y a apreciarla más profundamente.
Tipos de Prólogo
Existen diferentes tipos que se pueden encontrar en los libros. Algunos de los más comunes son:
- Del autor: Este tipo de prólogo es escrito por el propio autor del libro y puede incluir detalles sobre su proceso de escritura, sus inspiraciones y su intención al escribir el libro.
- De un editor o crítico literario: Un editor o crítico literario puede escribir un prólogo para dar una opinión experta sobre el libro y proporcionar contexto sobre el autor y su obra.
- De un amigo o colega del autor: Este tipo de prólogo es escrito por alguien cercano al autor, como un amigo o colega, y puede incluir anécdotas personales y detalles sobre el proceso creativo del autor.
- Prólogo histórico: Un prólogo histórico puede proporcionar contexto histórico sobre la época en que fue escrito el libro o sobre el tema que aborda.
- Prólogo temático: Este tipo de prólogo se centra en un tema específico relacionado con el libro y puede proporcionar al lector una perspectiva única sobre el tema.
- De un personaje ficticio: En algunos libros de ficción, un personaje ficticio puede escribir el prólogo para proporcionar una introducción única a la historia.
- De un experto en el tema: Un experto en el tema lo puede escribir para proporcionar una perspectiva especializada sobre el tema que aborda el libro.
Elementos de un Prólogo
Los elementos que suelen estar presentes en un prólogo son los siguientes:
- Introducción: El prólogo comienza con una introducción que presenta al autor, la obra y el contexto en el que fue escrita.
- Justificación: El autor puede explicar las razones por las que decidió escribir la obra, qué lo motivó y cuál es su objetivo.
- Agradecimientos: puede incluir agradecimientos a personas que han sido importantes en la realización de la obra.
- Contexto histórico: En algunos casos, el prólogo puede incluir información sobre el contexto histórico en el que se escribió la obra.
- Temas principales: El prólogo puede ofrecer un adelanto sobre los temas principales que se tratan en la obra.
- Estructura de la obra: El autor puede presentar la estructura de la obra y cómo están organizados los capítulos.
- Reflexiones del autor: puede incluir reflexiones del autor sobre la obra y lo que espera que los lectores saquen de ella.
El prólogo tiene como objetivo situar al lector en el contexto de la obra, presentar al autor y explicar los motivos y objetivos de la obra.
Ejemplos de prólogo
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Ejemplo 1
“Johann Wolfang Goethe nació en Francfort del Mein el 18 de agosto de 1749. Por parte de su padre, que ostentaba el título honorífico de consejero imperial, descendía de una familia de artesanos oriundos de Turingia, y por la de la madre, de una respetable familia de juristas. Estudio leyes en Leipzig de 1765 a 1769, pero la vida licenciosa que llevó durante estos años quebrantó de tal modo su salud que se vio obligado a interrumpir sus estudios durante ese año. (…)”.
Werther. J. W. Goethe. Edición de Clásicos Selección.
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Ejemplo 2
“En el segundo siglo de nuestra era, Luciano de Samosata compuso una historia verídica, que encierra, entre otras maravillas, una descripción de los selenitas, que (según el verídico historiador) hilan y cardan los metales y el vidrio, se quitan y se ponen los ojos, beben zumo de aire o aire exprimido; a principios del siglo XVI, Ludovico Ariosto imagino que un paladín descubre en la luna todo lo que se pierde en la tierra, las lágrimas y suspiros de los amantes (…)”.
Crónicas marcianas. De Ray Bradbury. Edición de Planeta. Escrito por Jorge Luis Borges.
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Ejemplo 3
“Nuestra época experimenta una gran avidez por obtener un mejor conocimiento del pasado, al considerar que este tiene algo que ver con nuestro presente. Por ello, siempre habrá investigadores como Champollion, Stephens, Rawlinson, Smith, Botta, Chiera, Koldewey, Tischendorf, Schliemann, etc…que abren la tierra, dejan las piedras al descubierto, desentierran templos y ciudades, descifran las inscripciones e investigan las cuevas para que nosotros podamos saber cómo se vivió y se pensó antes. El espíritu que caracterizo a cada una de las épocas (…)”.
El misterio bíblico de Hans Einsle. Escrito por el autor.
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Ejemplo 4
“Agatha Clarissa Miller nace en 1881 en Torquay (al oeste de Londres), en la magnífica villa de una familia burguesa, de sólidos principios, sobre los cuales fueron educados todos sus hijos. A los 24 años se casa con el coronel Archibald Christie, de quien conservó siempre el apellido. El matrimonio, sin embargo, fracasó once años después y, ya divorciada vuelve a casarse, esta vez con Max Mallowan, catedrático de arqueología en Oxford.
Su primera novela fue publicada en 1921; de ella se imprimieron 2000 ejemplares por los que su autora residiría 25 libras. (…)”.
Telón de Agatha Christie.
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Ejemplo 5
“Eduardo Blanco fue uno de los principales escritores del romanticismo en Venezuela. Son muy pocos los datos biográficos que de él conocemos. Sabemos que nació en Caracas el 25 de diciembre de 1839. Perteneció a la segunda generación literaria de Venezuela. Esta promoción realizó lo principal de su obra entre 1850-60. Aunque estas fechas no sean exactas al referirnos a Eduardo Blanco, ya que él publicó su obra a partir de 1874, si es verdad que fue coetáneo de los creadores de esta generación. (…)”.
Venezuela heroica. Eduardo Blanco. Escrito por: R. J. Lovera de Sola.
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Ejemplo 6
“La antigüedad atribuyo a Homero junto a otros poemas, la Ilíada y la Odisea. Pero los críticos antiguos sintieron también que, entre estas dos epopeyas, junto a semejanzas profundas, mediaban ciertas diferencias, en lo estilístico, en el ambiente general en el que se desenvuelve la narración, en el espíritu mismo que anima los dos poemas. El autor anónimo del tratado sobre lo sublime, recogiendo acaso ecos de la crítica de su tiempo, caracterizaba así las dos grandes creaciones del poeta (…)”.
La odisea. Homero. Escrito por José Alsina.
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Ejemplo 7
“El profesor Henryk Jablonski, presidente del consejo de estado polaco, observó con ansiedad como el jet blanco de Alitalia iniciaba el descenso hacia el aeropuerto de Varsovia. Cerca de él, un destacamento del ejército popular de Polonia, con uniformes de gala, se cuadró de inmediato. Alrededor se formaba el cuerpo diplomático al completo, así como un extenso contingente de dignatarios civiles y de la iglesia. Expresiones como gran hijo de la nación, prestigio de la patria, unión de los polacos—católicos fragmentos de toda una retahíla de declaraciones oficiales— acudieron a su mente (…)”.
Su santidad Juan Pablo II y la historia oculta de su tiempo. Carl Bernstein y Marco Politi. Escrito por los autores.
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Ejemplo 8
“La aparición de una novela tan curiosa y provocativa como Cuando quiero llorar no lloro fue una especie de sorpresa para los contingentes de lectores que se incorporaron entonces al conocimiento de la literatura venezolana. Quienes frecuentaban a Otero Silva desde antes, desde el año 1939, época de su primera ficción narrativa, se interesaron principalmente en lo evidente, en que la obra giraba sobre la violencia, las varias violencias separadas por clases sociales. Otros entendieron que había algo más complejo. (…)”.
Cuando quiero llorar no lloro. De Miguel Otero Silva. Escrito por Oscar Rodríguez Ortiz.
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Ejemplo 9
“Hasta ahora he escrito solamente sobre príncipes, condes, ministros, senadores y sus hijos y me temo que en lo sucesivo no va a haber otros personajes en mis historias.
Puede ser que esto no esté bien y que no guste al público; puede ser que para ellos sean más interesantes e instructivas las historias de campesinos, comerciantes y seminaristas, pero mi deseo no es en absoluto tener muchos lectores a cualquier precio, y no puedo satisfacerles por muchas razones.
La primera porque los recuerdos históricos de aquella época sobre los que yo escribo solo permanecen en la correspondencia y los escritos de la gente de clase alta alfabetizada; incluso hasta los relatos interesantes e inteligentes que he podido escuchar, solo se los he oído a la gente de esta clase. (…)”.
Guerra y paz de León Tolstoi. Escrito por el autor.
Estos fueron algunos ejemplos de prólogo en donde se pueden vislumbrar sus distintos usos. También el tipo de lenguaje utilizado en estos textos.