20 Ejemplos De Síndrome Del Príncipe Destronado
El síndrome del príncipe destronado no es nada más ni nada menos que el conjunto de comportamientos negativos que desarrollan los niños a raíz de la llegada de un nuevo bebé al núcleo familiar.
Estos comportamientos podrán ser más o menos violentos y preocupantes dependiendo de la crianza y personalidad del niño, aunque todos nacen de la misma base: los celos.
Algunos de los ejemplos de síndrome del príncipe destronado más comunes son los berrinches y la mala conducta. Si quieres conocer más, te invitamos a seguir leyendo, seguramente encontrarás algo que te sorprenderá.
20 Ejemplos de síndrome del príncipe destronado
- Además de ser el elemento que desencadena el mal comportamiento, los celos son uno de los principales ejemplos de síndrome del príncipe destronado. Estos son causados, en un primer momento, porque el niño cree que, con la llegada de un nuevo integrante a la familia, las atenciones y el cariño de sus padres se reducirán.
- Una de las formas en las que los niños consiguen un poco más de atención por parte de los mayores es al fingir enfermedades o dolor. Esta es una de sus primeras estrategias para hacerse notar y resulta muy efectiva, pues saben que, sin importar cuánto tengan que hacer, sus padres no los dejarán de lado si están enfermos.
- La irritabilidad y los berrinches se vuelven reiterativos cuando los niños ven su lugar en la familia amenazado por un nuevo hermano. Si bien es relativamente común que los niños hagan berrinches, lo normal es que estas explosiones de furia desaparezcan con el paso del tiempo.
- Los cambios de ánimo constantes son algunas de las cosas que podemos esperar cuando un nuevo bebé llega al hogar. Como adultos, debemos entender que este tipo de situaciones representan algo nuevo para todos y es normal que los más pequeños de la casa se sientan confundidos.
- Otro de los ejemplos de síndrome del príncipe destronado es la agresividad hacia los padres. Esto ocurre en casos extremos en los que el niño no conoce una mejor forma de lidiar con su descontento y sus problemas emocionales. Puede tornarse en algo peor si no se le pone remedio en el mismo momento en que surge.
- El niño que se ve destronado de la noche a la mañana con la llegada del bebé puede volverse agresivo con su nuevo hermano. Al no contar con las herramientas necesarias para afrontar este tipo de situaciones, los niños recurren a la violencia, especialmente si se trata de violencia hacia personas menores y más débiles que ellos.
- El miedo a ser desplazado que algunos niños sienten en estos casos puede manifestarse de diversas maneras dependiendo de la personalidad de quien sufre el síndrome del príncipe destronado. Este puede ser mucho más dañino que cualquier comportamiento agresivo, por lo que se le debe prestar especial atención.
- En general, los niños se vuelven desobedientes al llegar la pubertad y la adolescencia, lo que no quiere decir que este comportamiento sea tolerable, especialmente si la desobediencia se debe a que simplemente quieren llamar la atención de los mayores. Lo más efectivo para estos casos es establecer límites claros y razonables.
- Si un niño muestra comportamientos infantiles para su etapa de desarrollo, debemos preguntarnos qué es lo que anda mal. Siempre es importante incentivar a los niños a hacer cosas por su cuenta y a que aprendan a valerse por sí solos, incluso si parece más fácil encargarnos nosotros mismos de ellos.
- La disminución del apetito es uno de los ejemplos de síndrome del príncipe destronado que podemos percibir primero en los niños. Hay muchas razones por las que un niño se niega a comer y una de ellas es la alteración en su estado de ánimo. Como adultos, debemos poner especial cuidado a cosas como esas para así evitar problemas mayores.
- Que un niño se niegue a dormir solo puede llegar a ser un gran problema en la rutina familiar. Muchos padres declaran que sus hijos hacían berrinches cada vez que tenían que irse a la cama, alegando que tenían miedo a la oscuridad y demás. La verdad era que solo se trataba de una excusa para pasar más tiempo con los padres.
- Si vemos que nuestros hijos solicitan nuestra ayuda para hacer cosas que antes podía hacer por su cuenta, debemos poner un alto lo antes posible. De otro modo, estaremos incentivando un hábito que les hará mucho daño en el futuro y no le daremos la oportunidad de crecer, equivocarse y aprender a valerse por sí mismos.
- Que un niño se aleje de sus padres y de los adultos que le rodean siempre es una señal de problemas internos que no puede expresar frente a sus mayores; ya sea porque no entiende sus emociones, porque no se siente cómodo hablando con sus padres o porque cree que será castigado por sentir celos.
- A partir de cierta edad, los niños se vuelven capaces de manejar gran parte de las funciones de su cuerpo, entre ellas, el control de esfínteres.
- Es extraño que de la noche a la mañana los niños pierdan la motivación en la escuela, especialmente los que destacan por ser aplicados.
- Del mismo modo, el hecho de que los niños pierdan la motivación en sus intereses es sumamente alarmante, ya que puede significar problemas graves. Si bien, esta situación no es una consecuencia exclusiva de los príncipes destronados, es una de las situaciones que dan pie a que los niños dejen de lado sus pasatiempos.
- La competitividad entre hermanos es, hasta cierto punto, algo que nos empuja a superarnos cada día. No obstante, cuando esta competitividad se torna en una rivalidad tóxica, es cuando los padres deben poner un alto, ya que nada bueno puede salir de una competencia absurda por la atención de los adultos.
- A pesar de que la mayoría de los niños desarrolla una actitud agresiva hacia el nuevo hermano contra el que compite por atención, hay quienes desarrollan un sentimiento de inferioridad, pues están convencidos de que nunca serán tan buenos como su hermano menor y deciden dejar de esforzarse por el cariño de sus padres.
- Una de las formas en las que los niños manifiestan su desagrado hacia su nuevo hermano menor es ignorándolo sistemáticamente, es decir, hacer como si no existiera. Un ejemplo de esto es cuando los niños hacen dibujos de su familia y evitan a toda costa dibujar al nuevo bebé.
- El llanto recurrente es tal vez de los ejemplos de síndrome del príncipe destronado más comunes y difíciles de tratar, ya que no podemos solo exigir que los niños dejen de llorar, eso solo empeora las cosas.
Si un niño moja la cama por las noches, no puede aguantar las ganas de orinar hasta llegar al baño o pide que le pongan pañales otra vez, debemos preocuparnos, pues no es un comportamiento normal.
Este comportamiento es uno de los ejemplos de síndrome del príncipe destronado, uno al que debemos ponerle freno antes de que se transforme en una costumbre y las notas de nuestro hijo se vuelvan irremediablemente malas.
Lo correcto es descubrir cuál es el problema y darle una solución que satisfaga la necesidad del niño de sentirse amado.
¿Cómo prevenir el síndrome del príncipe destronado?
A pesar de que muchos afirman que criar a un niño es difícil (en especial en momentos críticos como puede ser la llegada de un nuevo bebé), la verdad es que muchos de los problemas pueden solucionarse con una conversación.
Los niños son mucho más inteligentes de lo que creemos y entenderán todo si nos damos el tiempo de explicárselos.
Lo que los especialistas recomiendan es hacer a los hijos partícipes de la llegada del bebé y hacerles ver que su hermano no es un contrincante, sino alguien a quien él mismo debe cuidar.
Además, es importante hacerles saber que nada cambiará el amor que los adultos a su alrededor sienten por él.
Teniendo eso en mente, podremos no solo generar una dinámica familiar saludable, sino que también crearemos un fuerte vínculo entre los dos hermanos.
¿Por qué es importante asistir a terapia familiar?
Por mucho que a los padres les duela admitirlo, no todo el mundo es especialista en el comportamiento humano, ni siquiera en el comportamiento de nuestros propios hijos. Visitar a un terapeuta familiar es útil no solo para tratar este problema, sino también muchos otros que pueden tener repercusiones severas en el futuro.
Debemos recordar que el síndrome del príncipe destronado no solo está relacionado con la actitud que el hijo toma hacia su nuevo hermano, también está condicionado por el comportamiento de los padres y cómo estos lleven las cosas dentro del hogar.
Un poco de ayuda nunca está de más, de modo que, si tienes este tipo de problema, no dudes en recurrir a un especialista o a personas que ya hayan vivido la misma situación.